Imagínese Minas Gerais en el siglo XVIII, donde los vastos campos verdes se extienden más allá del horizonte, y las montañas guardan secretos culinarios que desde hace mucho tiempo encantan a los paladares más exigentes. Fue en este escenario pintoresco y lleno de historia donde el pan de queso, esta maravilla gastronómica, hizo su primera aparición.

Alrededor del año 1750, cuando la agricultura de Minas Gerais comenzó a especializarse en la producción de leche y sus derivados, nació lo que se convertiría en uno de los íconos más amados de la cocina brasileña: el Pão de Queijo. En esa época, Minas Gerais, debido a su distancia geográfica de la costa, consumía poca harina, un producto importado. Sin embargo, la región era abundante en yuca, una raíz nativa del continente y la materia prima del almidón.

Los primeros panes de queso eran una verdadera obra maestra de la simplicidad y la creatividad. Recortes endurecidos de queso, conocidos como «grosa», se mezclaban con el almidón, resultando en una masa que, una vez formada en pequeñas bolas y horneada, se transformaba en algo divino. Pero la historia no terminó ahí.

Con el tiempo, se incorporaron ingredientes adicionales a la receta original para enriquecer aún más su textura y sabor. Huevos y leche, igualmente abundantes en la región, fueron introducidos, elevando el pan de queso a un nivel aún más sublime. Así, cada bocado se convirtió en una experiencia sensorial única, donde la suavidad de la masa se mezcla perfectamente con el intenso sabor del queso.

Pero el encanto del pan de queso va más allá de su composición. Se trata del ritual de prepararlo, de reunir a la familia alrededor de la mesa, de compartir historias mientras se forma cuidadosamente cada bolita. Se trata del aroma irresistible que llena la casa cuando los panecillos dorados salen del horno, anunciando que la felicidad está a punto de ser saboreada.

El sitio web de gastronomía TasteAtlas eligió el pan de queso como el tercer mejor desayuno del mundo. La lista fue publicada en abril de 2023 y, según el portal, recibió más de 17.000 reseñas, de las cuales unas 11.000 fueron validadas.

Actualmente, el pan de queso es mucho más que una simple delicia regional. Es un símbolo de la riqueza culinaria de Brasil, un recuerdo de tiempos pasados que aún vive y prospera en cada pedacito de esta deliciosa golosina. Y, para aquellos afortunados de probarlo, es un viaje de regreso a las raíces de una tradición que trasciende el tiempo y el espacio.